martes, 1 de noviembre de 2011

PRO-TESTA 2

Cuando se habla de la mala educación la mente puede concebir varios viajes a la memoria y traer imágenes de la película de Almodóvar o algún regaño pasajero años atrás, en el que poner los codos sobre la mesa o inmiscuirse en charlas de adultos era causal de un ruin sobrenombre: “maleducado”.

Aun en la actualidad puede ser que un padre o madre actual, a modo de retrospectiva traiga los valores inculcados en su casa materna y repita el siguiente enunciado en la mesa: “no se debe hablar con la boca llena, eso es un acto de mala educación. Y me pregunto ¿será acaso que reducir el presupuesto del estado por estudiante universitario no es un acto de mala educación? Será acaso inconsistente tomarse un segundo para pensar ¿cómo se encuentra el gasto militar con respecto al presupuesto destinado a la educación?

Pensar en estas ya repitentes preguntas en mi mente causa un desasosiego que se alarga en el tiempo. Indiscutiblemente no puedo afirmar querido lector si a usted le pasa lo mismo, pero desde mi perspectiva puedo opinar que el hecho de haber tenido la posibilidad de estudiar en una universidad pública casi que me obliga a dar mi concepto. Seguramente algunas personas con cierto apellido no les importa el costo monetario de una matrícula de educación superior o con total certeza la ley 30 para ellos no es importante, ya que se rigen por las leyes del estado de Massachusetts en Estados Unidos mientras observan clase con algún denotado premio nobel.

Para la señalada mayoría de la población resultan nefastas ciertas reformas aplicadas con toda la “claridad” por alguien que nunca piso la universidad pública ni por error, nunca tomo transporte público, y por tercera vez nombro la palabra público, porque lo único que conoce de esto, son los servicios que paga por el lugar en el que habita, y eso al que le toca pagarlos. No quiero con esto pasarme en la acidez de mis comentarios y dejar una opinión vacía a quien se toma el tiempo de leer este blog, simplemente que la tan nombrada ley 30 es equivalente a un computador 386 con monitor ámbar, pues fue aprobada en 1992, es decir es obsoleta, y por lo tanto deberían aplicarse reformas, pero nunca en contra de lo público, pues no podemos permitir que la institución de educación superior publica sea la EPS del conocimiento en el que la “cobertura” va en detrimento de la calidad, y eso que lo de la cobertura es discutible pues dudo mucho que esta reforma consiga por lo menos el objetivo de cubrir a toda la población con el sagrado derecho a la educación.

Ojala un día pueda cerrar este blog y no protestar, pero creo que este altruista deseo en Colombia es imposible, solo quiero pensar que las futuras generaciones tengan acceso a la educación pública de calidad y que no me toque presenciar como espectador en un tiempo cercano, universidades de garaje concebidas desde algún escritorio de un funcionario, que después de llegar al trabajo en su Mercedes Benz se le ocurrió dar click e imprimir a un archivo en el cual se juega el futuro de los jóvenes y por ende del país, mientras esos mismos jóvenes asisten en un bus tal vez de la misma marca alemana y con sobrecupo a luchar por una buena educación.

La mala educación dejo de ser la película para convertirse en una realidad, pues dudo mucho que a un inversionista cobijado en la ley 30 (art 106) se le ocurra invertir en una investigación filosófica, pues de ella no encontrará los grandes márgenes de rentabilidad financiera que encuentra en otras opciones de las cuales la más atractiva pueda ser un casino más para la ciudad u otras inversiones que me abstengo de nombrar. Así que si seguimos con esta proyección monetarista de la educación de seguro un joven en generaciones posteriores me dirá tristemente escuchando la música en archivos antiguos de mp3: que extraño cuando se enseñaban esas cosas en la universidad de armonías e instrumentos.

Por ultimo esta pequeña reflexión. En 1993 el gobierno aportaba 5’700.000 pesos por estudiante y en 2008 aporto 3’700.000, matemática simple, 2’000.000 millones menos, devaluación del dinero, valor presente, tantos conceptos económicos que se cruzan, en fin una pobre inversión y comparativamente gasto 13’500.000 por recluso en el país. No tengo nada en contra de la gente que esta privada de la libertad, ni soy quien para juzgar, pero ¿No debería ser al contrario? ¿que pasaría si se invirtiera ese presupuesto?

Solo espero que la protesta funcione, que los estudiantes se organicen no solo por la protesta sino por la propuesta, que de verdad se pueda hacer una reforma no discriminatoria y que por fin el gobierno entienda que el presupuesto para la educación no es un costo sino la inversión que mayores rendimientos deja a un país, aunque 3’700.000 o menos es poca inversión ¿no les parece?

viernes, 14 de octubre de 2011

primera pro-testa

Realizo este escrito como medida de escape, como un desahogo profundo contra la época y el sistema en el que me toca existir. Resulta confusa la teoría del capital humano cuando no se observan rendimientos por tu desempeño laboral, por tu transparencia, por hacer las cosas bien, o por las pestañas que has quemado en el altruista acto de estudiar una carrera
Hoy sigo como en tantas otras ocasiones dependiendo de un ego, de una persona que poco le interesará si tengo deudas, si tengo con que comer o si mis sueños se desboronan a tan temprana edad, en lo que se podría denominar la depresión continua del profesional contratista.
En este dilema casi que paradigmático coexisto disminuyendo mi orgullo a la mínima expresión, sonriendo ante la burocracia en un sutil juego perverso, en el que alguna muestra de lo que de verdad quieres expresar no es posible, pues puedes ofender a la secretaria o el funcionario de turno que tendrá tus documentos esperando en algún gélido escritorio, para servir de papel reciclable con el fin de imprimir alguna factura o algún oficio, mientras que una X marcada sobre un papel en el que se encontraban parte de tus esperanzas, deja ver en el reverso que el sistema destruye tu posibilidad de empleo pero al menos en un nivel de compensación respeta en algo el ya tan destruido medio ambiente.
Cualquiera pensará al leer esto que me encuentro pasando hambre, pero realmente no, estoy mejor que muchos y aun así me encuentro en un estado desesperado viendo como periodos de desempleo se alternan con contratos en el que tengo que pagar mi salud para que me paguen y lograr por ende que mi salud no decaiga.
Siento que me quede en promesas, así como aquel deportista que figuró en las pruebas cuando pertenecía a las ligas juveniles pero que al momento de enfrentar las ligas mayores sufre y no consigue las marcas, quedándose en una eterna promesa, por dos razones claras: una, sus capacidades no eran suficientes o sencillamente no tuvo un director técnico que lo llevará de la mano (entiéndase director técnico como padrino político).
He pensado en escribir un libro para salir de mi crisis, en principio pensé en el género de la novela, y después se me ocurrió darle cabida a otra idea que llevaría por título: “las mil y una maneras de no emplearte” y con esto me refiero a las ya conocidas y novedosas excusas que te llevan a una situación latente de desempleo. Podrás leer en este libro frases como: el doctor no vino hoy, aquí le falto una coma y debe hacer todo de nuevo, él le firma ese documento mañana, o el más famoso: no hay presupuesto. Ojo incauto lector, no son las únicas frases, pueden haber otras más bizarras u otras cargadas de un humor negro, como: no te preocupes eso de aquí a marzo del otro año sale o el doctor lo tiene en cuenta, lo que pasa es que él está de vacaciones. Seguramente el doctor se “acordará” de mi, mientras la arena de la playa y el sol del Caribe broncean su ya redonda humanidad.
No quiero alargar este texto con problemas políticos pues podría quedar en un espiral más profundo y sin destino, que los agujeros negros del señor Hopkins. Solo esperó que el doctor llegue de vacaciones, que la secretaria no esté de mal humor porque tal vez peleo con el marido o peor porque no tiene, y que cuando se decida a firmar no hayan cambiado las leyes que habilitan o inhabilitan la respectiva declaración extrajucio o la póliza de seguros que anexa a los cientos de fotocopias, decretos, exámenes, certificaciones entre otros
Solo me queda aferrarme a que Dios haga justicia y de verdad que le pido con todas las fuerzas que el doctor no se coma algo que le caiga pesado, no sea que camino al baño y ante tan manifiesta urgencia no encuentre más papel que mi contrato…aunque me quedaría de consuelo que de ser así por lo menos le habrá servido de algo a alguien

atte

Mr. pro-testa